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Como Twitter sacudió la web a lo largo de seis años
En este mes se cumplen seis años desde que Jack Dorsey esbozó lo que por entonces se conocía como Twttr y que ahora, vocales mediante, es el archifamoso Twitter. Mucho ha llovido desde entonces. Aquel servicio recién nacido tiene ahora más de 140 millones de usuarios y ve pasar por sus servidores 340 millones de mensajes al día (según datos ofrecidos por ellos mismos).

Aunque suene un poco exagerado, no lo niego, creo que podemos afirmar que la web sería diferente hoy en día si Twitter no hubiese existido. Su presencia y crecimiento provocó un ajetreo en Internet que hizo aparecer nuevos servicios y mover ficha a grandes compañías.

Con la excusa de este sexto aniversario, a continuación vamos a revisar rápidamente algunos de los efectos que causó en el ecosistema de la web: la aparición de clones y las “secuelas” que dejó en gigantes como Facebook y Google.

Clones… Clones everywhere

Clones... Clones everywhere

Hubo un tiempo en el que todos querían ser Twitter. Aparecían clones como setas en el bosque después de la lluvia. Sin embargo, ninguno consiguió llevarse el pájaro al agua. Algunos consiguieron sobrevivir y siguen existiendo todavía, pero sin posibilidades de plantar cara al servicio original.

Uno de los más relevantes en su momento fue Plurk. Todavía recuerdo cuando, ante unas caídas constantes de Twitter, apenas era posible publicar de nuevo, la gente (yo entre ellos) daba a conocer su cuenta para cambiarse de servicio. Entró con mucha fuerza, sí, pero ya era demasiado tarde. Los usuarios más intensivos habían construido su comunidad en Twitter y era allí donde regresaban en cuanto se notaba cierta estabilidad. Hoy, el uso de Plurk es minoritario a nivel mundial, aunque goza de cierta popularidad en Taiwan.

Jaiku fue otro de los clones que se hizo con cierta popularidad. A pesar de que Twitter siempre fue más popular, no tengo claro eso de llamarle clon, pues Jaiku se fundó en febrero de 2006 y se hizo público en julio de ese mismo año, el mismo mes que Twitter. Sin embargo, siempre estuvo por detrás de éste a pesar de contar con funciones más avanzadas y potentes. Lo que consiguió fue llamar la atención de Google, que lo compró en 2007 con el objetivo de impulsarlo como alternativa de microblogging y fracasando en el intento.

Mención aparte merece Identi.ca. Construido sobre software libre, continúa existiendo como una especie de universo paralelo a Twitter. Ha conseguido una base de usuarios de cierta solidez y tiene un éxito relativo entre usuarios y desarrolladores de software libre.

El hecho de que apareciesen tantos clones, independientemente de la fortuna que hayan tenido, ayudó a que el formato del mensaje público breve y conciso se popularizase, especialmente entre los usuarios más intensivos de la web. De esta forma, se forjó un estándar y se acuñó un término definitorio: microblogging, el cual se sigue usando hasta hoy a pesar de que a Twitter también se le sigue echando en el saco de las redes sociales.

Pero no fueron solamente los emprendedores o los desarrolladores de empresas pequeñas los que se vieron influenciados por el éxito de Twitter, sino también los gigantes de la red.

La obsesión de Facebook

La obsesión de Facebook

Desde el momento en que tanto Twitter como Facebook despuntaron como las redes sociales a tener en cuenta, ambas han estado a la gresca. Incluso se dice que la segunda intentó comprar a la primera. Sin embargo, siempre he tenido la impresión de que Facebook estaba cerca de la obsesión con la empresa de microblogging, a pesar de tratarse de servicios con enfoques diferentes.

El crecimiento de Facebook ha terminado por marcar las distancias entre ambas compañías, con la de Zuckerberg más interesada ahora en enfrentarse con Google. Sin embargo, la existencia de Twitter influyó en la red social para que esta tenga algunas de las funcionalidades con que cuenta actualmente. Lo podemos ver con claridad en la incorporación que hizo de la línea temporal y las actualizaciones de estado. No digo que tarde o temprano Facebook no hubiera incorporado dichas características a su servicio, pero sí que lo hizo más rápido debido a su competencia con Twitter.

Y tal vez es cogerlo un poco por los pelos, pero creo que Twitter también tuvo cierta influencia en la aparición del botón “Me gusta”, al menos en su vertiente para compartir. El servicio de San Francisco siempre ha sido uno de los favoritos a la hora de difundir enlaces interesantes. Lo que hizo Facebook fue facilitarles a sus usuarios hacer lo mismo que ya hacían en Twitter pero en su red, a pesar de que en ella se tienda más a compartir contenidos de índole personal, consiguiendo con ello un éxito notable.

Hoy en día las tornas se han vuelto y es Twitter quien se está fijando más en Facebook, tratando de incorporar funciones más sociales. Ya que hemos mencionado lo del botón “Me gusta”, creo que está claro en quien pensaban cuando desde Twitter sacaron el suyo propio. Pero eso ya es otro cantar. O por lo menos otro piar.

Google: gastando dinero a cascoporro

Google: gastando dinero a cascoporro

En cuanto Twitter comenzó a despuntar como servicio, Google empezó a dar palos de ciego para contar entre sus filas con un servicio similar con el que entrar en la competencia del microblogging. Su primer paso fue la compra de Jaiku, algo que ya mencioné más arriba. Los resultados no fueron como esperaban y terminaron por cerrarlo, aunque ya habían liberando tiempo antes su código.

El segundo intento fue Buzz. Muy acertado técnicamente hablando, no estuvo exento de polémica debido a una actitud invasiva de la privacidad del usuario. Nacido como un servicio unido y vinculado a Gmail, no terminó tampoco de despegar, al menos no en los términos que entiende el gigante de Mountain View.

El tercer intento ha sido Google+, su incursión más seria y efectiva hasta ahora en el campo de las redes sociales. A pesar de que quien está en su punto de mira es Facebook, Google+ coge de Twitter varios elementos: la arroba para mencionar a un usuario, los hashtags y que el seguimiento no sea recíproco por obligación.

También de manera tangencial podríamos ver que Twitter influyó en la creación del “Search, plus your world“ al dar por finalizado el acuerdo que tenía con Google para la búsqueda en tiempo real. Y es que la inmediatez de Twitter ha sido también un elemento de presión sobre los de Mountain View, que ya no podían limitarse a indexar a toro pasado, sino que debían hacerlo en el mismo momento en que se producía una actualización.

A mi juicio, ha sido sobre Google donde más se ha sentido la presión de Twitter en forma de un enorme gasto de dinero sin llegar a rentabilizarlo adecuadamente en ningún momento.

Una época que terminó

Con seis años a sus espaldas, Twitter continúa creciendo y todavía le queda terreno por delante. Su terminología ha ido calando cada vez con más profundidad en los usuarios de Internet y se ha convertido en un servicio de referencia e imprescindible para entender la red en la que nos desenvolvemos hoy día.

Sin embargo, creo que su época de influencia ha pasado ya. La época del auge del microblogging quedó atrás, entendiéndola como aquella en la muchos competidores luchaban por hacerse sitio en el nuevo nicho. Twitter se ha asentado como el servicio de referencia y ya no vemos a nadie intentando plantarle cara: ahora lo que vemos es integración con el servicio, principalmente en las aplicaciones para dispositivos móviles.

Sin embargo, después de seis años y tras dejar marcas en empresas como Facebook y Google, Twitter sigue teniendo asignaturas pendientes. Y entre ellas, la económica. Y es que dejar huella no siempre es sinónimo de éxito monetario o de sustentabilidad. Pero esto también es otro piar del que tal vez tengamos pistas a lo largo de este año.

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