Las cuentas en países con ventajas fiscales son a menudo asociadas con gente rica y famosa que comete irregularidades como evadir impuestos, financiar el crimen organizado y facilitar la corrupción. Pero muchas personas utilizan estas cuentas para algo más que ocultar sobornos o blanquear dinero.
Estas cuentas y fondos, y las empresas fachada que en ocasiones se forman para controlarlas, se han cuestionado esta semana tras la publicación de los “Panamá Papers”, como se conoce a la publicación de documentos confidenciales del bufete panameño Mossack Fonseca.
Una cuenta offshore es simplemente un depósito o fondo creado fuera del país de residencia de una persona. La gente común y corriente las usa para simplificar sus transacciones con parientes en el extranjero o para tener dinero en países a los que viajan a menudo. O por motivos de peor gusto, como esconder dinero del que pronto será un excónyuge.
De hecho, algunas personas sacan sus activos del país para protegerlos de una futura demanda, un divorcio u otro ataque de un tercero. En muchos casos, activos en un fondo extranjero quedan fuera de alcance en una disputa legal.
“Parece haber una presunción de que si uno tiene una cuenta en otro país, intenta esconder dinero del gobierno”, dijo Jane Bruno, consultor fiscal en Florida que ayuda a estadounidenses en el exterior.
Los propietarios de pequeñas empresas, especialmente de internet, pueden tener clientes en todo el mundo, y puede que tengan poca o nula actividad en donde residen ellos. Por eso suelen encontrar formas mucho más sencillas y baratas de domiciliar la empresa en lugares donde las cuotas de registro o los impuestos son bajos, o donde resulta más fácil procesar pagos procedentes de varios países.
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